
Rescates bibliográficos en la Biblioteca Popular Sudestada
LAS PERLAS ESCONDIDAS
(El texto de este artículo fue publicado en el "BANCO DE EXPERIENCIAS"
del sitio web de la CONABIP - Comisión Nacional de Bibliotecas Populares)
Encontrarás en nuestro
BLOG (sección "PERLAS")
un ameno relato sobre cada
una de las Perlas Escondidas
Desde 2011 en la Biblioteca Popular Sudestada (Florida, Vicente
López), realizamos una tarea sostenida con la intención de
jerarquizar al objeto libro. Buena parte de nuestro patrimonio
bibliográfico proviene de las donaciones de ejemplares que realizan
vecinos y socios, y al examinarlos fuimos encontrando auténticas
joyas bibliográficas que surgían de cajas mezcladas con libros sin
tapas, guías de calles o catálogos de venta. Una perla es una joya,
y como su valor oculto sólo pudo ponerlo a la vista el ojo atento de
un bibliotecario popular -uno más de esos voluntarios que sostiene
la labor de esta inmensa red de bibliotecas populares a lo largo del
país- es que denominamos a estos ejemplares Perlas escondidas.

Un libro en nuestra Biblioteca es una perla escondida por diversos
motivos: en general, por alguna rareza que posee el ejemplar, como
puede ser el caso de las primeras ediciones de autores apreciados, o
por hallarse el ejemplar autografiado, sea por su autor o por otra
persona relevante. Pero otras veces, el libro pertenece a un autor
que merece ser destacado por alguna circunstancia particular, más
allá de que el ejemplar no constituya una primera edición o no sea
antigua. A veces, un libro es perla por tratarse de ediciones de
extremada belleza editorial, o por resultar un libro agotado y no
reeditado, o por su contenido estrambótico.

Todo comenzó cuando entre una pila enorme de libros llenos de polvo,
apareció un ejemplar intonso de la primera edición en español de
Ferdydurke, de Gombrowicz. Al otro día surgió de entre las
donaciones un ejemplar de la primera edición del primer poemario de
Alberto Girri, Playa sola. Entonces fue que tomamos una decisión que
se convirtió en norma: dado el enorme valor que tienen algunos de
éstos en el mercado de libros raros, los almacenamos con previsiones
especiales en un armario cerrado y seco, sustrayéndolo al préstamo
circulante, decisión que si bien nos pesó, porque nos gusta que los
libros anden de mano en mano, la preferimos a vernos privados del
libro. Pero, en compensación, cualquiera de las perlas escondidas
puede leerse en el salón de la Biblioteca, sin retirarlo de allí.

Los libros autografiados por su autor, son muchos: Me llamo Niebla,
de Herminia Brumana; Lluvia para Yosía, de Agustín Cuzzani; Libro
para la pausa del sábado, de César Tiempo; La segunda oportunidad,
de C. Virgil Gheorghiu; Los conjurados, de Borges; Nacha Regules, de
Manuel Gálvez; La naranja, de Enrique Larreta; Rosaura a las diez,
autografiado por el mismo Denevi, etc.
En otros casos, se trata de ediciones raras e inhallables, que no
están firmadas por sus autores: serían los casos de El ruiseñor
fusilado, de Leonardo Castellani; Suelo natal, un libro de lectura
escolar de Horacio Quiroga; un destruido ejemplar de El derecho de
matar, de Raúl Barón Biza; Diccionario castellano quichua
santiagueño, de Domingo Bravo; Contraderrota, Montoneros y la
revolución perdida, un reportaje de Roberto Mero a Juan Gelman, en
su exilio; El dolor paraguayo, de Rafael Barrett; y la obra completa
de una notable poetisa olvidada y prematuramente fallecida en 1945:
Ana María Chouhy Aguirre.

Varias perlas escondidas se refieren a alguna peculiaridad de sus
autores: en el caso de Retablo satírico, ejemplar autografiado por
el muy desconocido Roberto Guidi, al indagar nos encontramos con una
historia sorprendente. Nacido en Buenos Aires en 1890, graduado en
economía, ejerció la docencia y el periodismo cultural y la
literatura, falleciendo en 1958. Pero en su juventud fue pionero del
cine nacional: dirigió y produjo cine mudo. Pero una particularidad
signa la obra cinematográfica de Guidi: todos sus largometrajes se
han perdido, no se conserva copia de ninguno de ellos. También fue
quien en 1929 dirigió el primer cortometraje sonoro del cine
sudamericano, Mosaico criollo (16 minutos, sistema Vitaphone). Pero
fue ahí que dejó de rodar, como si no quisiera ser cómplice de la
irrupción de la palabra hablada en el cine.
Un ejemplar de bella factura, primera edición y autografiado por su
autor encierra, en su fecha, un dato trágico. Se trata de El
Himalaya o la moral de los pájaros, de Miguel Ángel Bustos, un
poemario exótico, complejo, onírico, ilustrado por el propio autor.
El ejemplar que obtuvimos está fechado de puño y letra de Bustos en
marzo de 1976. Dos meses después una patota lo secuestró en su
domicilio y se lo llevó para siempre. Bustos era poeta, periodista,
artista plástico y militante del PRT-ERP. Se encuentra desaparecido.

Un caso particular lo dio un ejemplar que, en otras circunstancias,
hubiera seguido de largo sin detenerse en los estantes de nuestra
Biblioteca Popular Sudestada: se trata de un libro de predicciones
del horóscopo chino, para el año 1993, de Ludovica Squirru. Por mera
casualidad se nos dio por abrirlo: allí Ludovica se lo dedicaba al
mismísimo y queridísimo Flaco Spinetta. No, tampoco sabemos cómo un
libro así nos llega a nosotros, y por qué se nos da por abrirlo y
encontrar esta perla escondida. Las casualidades también nutren la
existencia de las bibliotecas populares. Vayan a contárnoslo a
nosotros.
Todas nuestras perlas escondidas son fotografiadas y reseñadas, y
tales notas se publican en nuestros dos medios de comunicación
periódicos: el boletín semanal digital (cuyo contenido luego se sube
al blog de la Biblio) y el boletín mensual en papel, en el cual la
sección Perlas escondidas se viene manteniendo sin interrupción
desde el primero de sus veintinueve números, en tres años de
edición.
Podemos decirles que hay más libros que aún esperan su turno de
reseña. Libros autografiados por Graham Greene, Ricardo Rojas,
Beatriz Guido y Luigi Pirandello son los más próximos. Todos, aún
los muchos que no hemos comentado aquí, pueden conocerse en nuestro
blog y ser leídos en nuestra Biblioteca por cualquier lector. Al
alcance de la mano.
Sitio Web: http://bibliotecapopularsudestada.blogspot.com.ar/p/perlas.html
(VOLVER ARRIBA)
Desde 2011 en la Biblioteca Popular Sudestada (Florida, Vicente López), realizamos una tarea sostenida con la intención de jerarquizar al objeto libro. Buena parte de nuestro patrimonio bibliográfico proviene de las donaciones de ejemplares que realizan vecinos y socios, y al examinarlos fuimos encontrando auténticas joyas bibliográficas que surgían de cajas mezcladas con libros sin tapas, guías de calles o catálogos de venta. Una perla es una joya, y como su valor oculto sólo pudo ponerlo a la vista el ojo atento de un bibliotecario popular -uno más de esos voluntarios que sostiene la labor de esta inmensa red de bibliotecas populares a lo largo del país- es que denominamos a estos ejemplares Perlas escondidas.
Un libro en nuestra Biblioteca es una perla escondida por diversos motivos: en general, por alguna rareza que posee el ejemplar, como puede ser el caso de las primeras ediciones de autores apreciados, o por hallarse el ejemplar autografiado, sea por su autor o por otra persona relevante. Pero otras veces, el libro pertenece a un autor que merece ser destacado por alguna circunstancia particular, más allá de que el ejemplar no constituya una primera edición o no sea antigua. A veces, un libro es perla por tratarse de ediciones de extremada belleza editorial, o por resultar un libro agotado y no reeditado, o por su contenido estrambótico.
Todo comenzó cuando entre una pila enorme de libros llenos de polvo, apareció un ejemplar intonso de la primera edición en español de Ferdydurke, de Gombrowicz. Al otro día surgió de entre las donaciones un ejemplar de la primera edición del primer poemario de Alberto Girri, Playa sola. Entonces fue que tomamos una decisión que se convirtió en norma: dado el enorme valor que tienen algunos de éstos en el mercado de libros raros, los almacenamos con previsiones especiales en un armario cerrado y seco, sustrayéndolo al préstamo circulante, decisión que si bien nos pesó, porque nos gusta que los libros anden de mano en mano, la preferimos a vernos privados del libro. Pero, en compensación, cualquiera de las perlas escondidas puede leerse en el salón de la Biblioteca, sin retirarlo de allí.
Los libros autografiados por su autor, son muchos: Me llamo Niebla, de Herminia Brumana; Lluvia para Yosía, de Agustín Cuzzani; Libro para la pausa del sábado, de César Tiempo; La segunda oportunidad, de C. Virgil Gheorghiu; Los conjurados, de Borges; Nacha Regules, de Manuel Gálvez; La naranja, de Enrique Larreta; Rosaura a las diez, autografiado por el mismo Denevi, etc.
En otros casos, se trata de ediciones raras e inhallables, que no están firmadas por sus autores: serían los casos de El ruiseñor fusilado, de Leonardo Castellani; Suelo natal, un libro de lectura escolar de Horacio Quiroga; un destruido ejemplar de El derecho de matar, de Raúl Barón Biza; Diccionario castellano quichua santiagueño, de Domingo Bravo; Contraderrota, Montoneros y la revolución perdida, un reportaje de Roberto Mero a Juan Gelman, en su exilio; El dolor paraguayo, de Rafael Barrett; y la obra completa de una notable poetisa olvidada y prematuramente fallecida en 1945: Ana María Chouhy Aguirre.
Varias perlas escondidas se refieren a alguna peculiaridad de sus autores: en el caso de Retablo satírico, ejemplar autografiado por el muy desconocido Roberto Guidi, al indagar nos encontramos con una historia sorprendente. Nacido en Buenos Aires en 1890, graduado en economía, ejerció la docencia y el periodismo cultural y la literatura, falleciendo en 1958. Pero en su juventud fue pionero del cine nacional: dirigió y produjo cine mudo. Pero una particularidad signa la obra cinematográfica de Guidi: todos sus largometrajes se han perdido, no se conserva copia de ninguno de ellos. También fue quien en 1929 dirigió el primer cortometraje sonoro del cine sudamericano, Mosaico criollo (16 minutos, sistema Vitaphone). Pero fue ahí que dejó de rodar, como si no quisiera ser cómplice de la irrupción de la palabra hablada en el cine.
Un ejemplar de bella factura, primera edición y autografiado por su autor encierra, en su fecha, un dato trágico. Se trata de El Himalaya o la moral de los pájaros, de Miguel Ángel Bustos, un poemario exótico, complejo, onírico, ilustrado por el propio autor. El ejemplar que obtuvimos está fechado de puño y letra de Bustos en marzo de 1976. Dos meses después una patota lo secuestró en su domicilio y se lo llevó para siempre. Bustos era poeta, periodista, artista plástico y militante del PRT-ERP. Se encuentra desaparecido.
Un caso particular lo dio un ejemplar que, en otras circunstancias, hubiera seguido de largo sin detenerse en los estantes de nuestra Biblioteca Popular Sudestada: se trata de un libro de predicciones del horóscopo chino, para el año 1993, de Ludovica Squirru. Por mera casualidad se nos dio por abrirlo: allí Ludovica se lo dedicaba al mismísimo y queridísimo Flaco Spinetta. No, tampoco sabemos cómo un libro así nos llega a nosotros, y por qué se nos da por abrirlo y encontrar esta perla escondida. Las casualidades también nutren la existencia de las bibliotecas populares. Vayan a contárnoslo a nosotros.
Todas nuestras perlas escondidas son fotografiadas y reseñadas, y tales notas se publican en nuestros dos medios de comunicación periódicos: el boletín semanal digital (cuyo contenido luego se sube al blog de la Biblio) y el boletín mensual en papel, en el cual la sección Perlas escondidas se viene manteniendo sin interrupción desde el primero de sus veintinueve números, en tres años de edición.
Podemos decirles que hay más libros que aún esperan su turno de reseña. Libros autografiados por Graham Greene, Ricardo Rojas, Beatriz Guido y Luigi Pirandello son los más próximos. Todos, aún los muchos que no hemos comentado aquí, pueden conocerse en nuestro blog y ser leídos en nuestra Biblioteca por cualquier lector. Al alcance de la mano.
Sitio Web: http://bibliotecapopularsudestada.blogspot.com.ar/p/perlas.html (VOLVER ARRIBA)